Diferencia entre jabón y jabón orgánico
Conocer la diferencia entre jabón y jabón orgánico es importante para hacer una compra más responsable, sin descuidar además nuestra higiene personal. No es sólo una cuestión de ingredientes, sino también del impacto medioambiental que pueden generar estos productos. Aunque el jabón es un producto relativamente simple, su producción puede cambiar mucho dependiendo de la materia prima con la que se elabore.
Cómo se hace el jabón
Para poder comprender la diferencia entre el jabón orgánico y el jabón orgánico, primero hay que entender cómo se fabrica este singular producto. Conocemos desde hace miles de años las propiedades de esta materia, una mezcla de grasas animales y algunas sustancias alcalinas que eliminan la suciedad cuando se lava. Históricamente se elaboraba con agua hirviendo y ceniza de leña o simplemente carbón, ricos en carbonato de sodio y potasio. Hasta principios del siglo XX, los jabones no cambiaron mucho, pero con la introducción de los materiales plásticos se comenzó a experimentar con productos líquidos, más cómodos de usar.
Sin embargo, estos productos, que normalmente tienen un pH más bajo y contienen mucha más agua, tienden a crear un entorno ideal para la proliferación de bacterias y hongos. Por esta razón, se añaden sustancias que actúan como desinfectantes, algunas de las cuales pueden causar alergias. También hay una última categoría de jabones particularmente ácidos llamados syndents o «no jabones», éstos funcionan con un mecanismo ligeramente diferente. Con un pH cercano a 5,5, estos productos son especialmente adecuados para aquellas personas con piel ultrasensible.
El jabón orgánico
La diferencia entre jabón y jabón orgánico se hace presente cuando hablamos de las sustancias que se pueden utilizar: en los productos orgánicos los ingredientes son exclusivamente naturales, normalmente menos agresivos para la piel y libres de compuestos antibacterianos artificiales. También existen sustancias naturales capaces de desempeñar una función antibacteriana, como el aceite esencial del árbol del té. Otra sustancia que no se puede usar en el jabón orgánico, a diferencia del jabón convencional, son los parabenos, conservantes que pueden prevenir la formación de moho y la proliferación de ciertos microorganismos.
Un argumento similar se aplica al sulfato de sodio o SLS, una sustancia que entra en la categoría de tensioactivos, un compuesto a menudo presente en geles de ducha y jabones que es responsable de la formación de la espuma clásica. Esta molécula puede causar inflamación de la piel si se usa en exceso, y no está presente en jabones orgánicos. Otra diferencia entre el jabón y el jabón orgánico se encuentra en las fragancias: en los productos orgánicos no se pueden utilizar aromas artificiales, a menudo sustituidos por aceites esenciales, que pueden enriquecer un producto con propiedades muy interesantes.
