¿Es mejor congelar las setas cocidas o frescas?
Las setas frescas, incluso en el frigorífico, no suelen conservarse más de una semana sin que cambien de color y empiecen a descomponerse. De hecho, las setas, a los pocos días de ser recogidas, comienzan un rápido proceso de deterioro que las lleva a dejar de ser consumibles en poco tiempo.

La congelación no afecta al contenido de calorías, minerales o fibra que contiene el producto fresco; sin embargo, algunas vitaminas hidrosolubles, como la niacina y el folato, pueden verse reducidas por la congelación.
En efecto, un estudio realizado por la Universidad de California ha demostrado que, independientemente de la congelación, los productos frescos pierden sus nutrientes con el paso del tiempo, desde que se recogen hasta que se consumen.
Además de la posible reducción de nutrientes y vitaminas, la congelación también puede cambiar la textura de las setas una vez descongeladas, haciéndolas blandas. Sin embargo, hay medidas que pueden ayudar a reducir los problemas relacionados con la congelación de setas frescas.
¿Cómo congelar las setas frescas?
El primer consejo para congelar setas frescas es hacerlo lo antes posible. Una vez recogidas, hay que limpiarlas cuidadosamente para eliminar los restos de tierra y las partes que hayan podido comer pequeños insectos.
También es bueno que las frotemos con una esponja húmeda para eliminar cualquier residuo orgánico externo antes de la congelación. Sin embargo, es aconsejable no sumergirlos en agua porque podría penetrar en el hongo y causar problemas durante la congelación.
Una vez lavadas y limpiadas con cuidado, las setas deben cortarse en trozos y colocarse en una bolsa de congelación, procurando eliminar al máximo el aire de su interior.
Si no quieres congelar las setas frescas, obviamente puedes congelarlas después de haberlas cocinado en agua hirviendo o de haberlas escaldado en una sartén. Una vez congelados, se aconseja consumirlos en el plazo de un año desde su congelación.
Las setas pueden congelarse frescas después de haberse limpiado y cortado a conciencia, lo que permite almacenarlas durante varios meses. La congelación de las setas puede provocar una pérdida parcial de algunos nutrientes y, en algunos casos, también un cambio en su textura y una disminución de su aroma.
