El 80% de los organismos multicelulares son insectos, cada uno con su propio papel.
Los insectos vuelan rápida y fácilmente en su entorno, pero el estudio de su capacidad de volar siempre ha planteado muchos retos y, por lo tanto, pocos estudios al respecto.
Desde la India, sin embargo, ya están disponibles los resultados de las investigaciones publicadas por la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) y realizadas por investigadores del Centro Nacional de Ciencias Biológicas (NCBS) de Bangalore y la Universidad de Bielefeld (Alemania).
Utilizando la realidad virtual tridimensional, los estudiosos han llegado a conclusiones interesantes.
La realidad virtual engaña a los insectos
El estudio muestra que los insectos son capaces de evaluar las dimensiones y distancias en un entorno complejo cuando vuelan y también pueden utilizar indicaciones de viento y olores mientras vuelan.
Para entender esto, los investigadores usaron la realidad virtual para simular diferentes ambientes. Trabajando en un espacio cerrado, pero lo más real posible, los investigadores han superado las dificultades encontradas hasta ahora debido al pequeño tamaño de los insectos y su velocidad al volar.
Concretamente, combinaron pequeños sensores con algunos insectos que luego dejaron volar en una habitación salpicada de monitores con imágenes de praderas, cielos, hierba y árboles. Además, simularon el viento y los olores. Esta última generada por pequeños capilares de vidrio que también podían moverse en el espacio alrededor de los insectos voladores.
Gracias a la realidad virtual fue posible medir los puntos de vista de los insectos cuando vuelan y comprender cómo se ven influenciados en la elección de la dirección a tomar mientras vuelan por los olores y las corrientes de aire.
Los resultados del estudio gracias a la realidad virtual
Este estudio, que es el primero en utilizar simulaciones tridimensionales en realidad virtual para entender a los insectos cuando vuelan, ha permitido comprender la complejidad de los cálculos realizados por los cerebros de los insectos, aunque sean del tamaño de una cabeza de alfiler.
Durante el experimento se descubrió que los insectos vuelan prestando atención a los objetos en el espacio y se ven influenciados por ellos.
Cuando las imágenes de los monitores mostraban sólo campos y cielo, los insectos se movían sin preferencia; cuando, en cambio, se añadía un objeto en realidad virtual, por ejemplo un árbol, el insecto en vuelo se movía hacia el nuevo objeto tratando de aterrizar sobre él. Los investigadores obtuvieron el mismo resultado con todos los insectos utilizados, incluyendo moscas y mosquitos.
En la siguiente serie de experimentos, los investigadores introdujeron en la realidad virtual varios árboles a diferentes distancias y de diferentes tamaños y descubrieron que las moscas, por ejemplo, preferían acercarse al árbol más cercano, aunque fuera más pequeño.
Los investigadores posteriormente eliminaron los objetos del mundo virtual manteniendo sólo un fondo estático, pero añadiendo viento y olores. Descubrieron que las moscas usan la dirección del viento y el olor cuando vuelan para moverse por el espacio.
Si hasta hoy se sabía que los insectos cuando vuelan utilizan sus ojos compuestos con muchas unidades sensibles a la luz y utilizan sus antenas combinadas con indicadores visuales para medir el flujo de aire, los investigadores han demostrado que los insectos vuelan sintiendo el flujo de aire, incluso sin indicadores visuales.
Los investigadores han concluido con entusiasmo que los insectos son capaces de medir la velocidad y la dirección del viento cuando vuelan para recorrer largas distancias.