1. Papelería y objetos green
Uno de los primeros pasos para lograr una oficina sostenible es pensar en los artículos de papelería y en todos los objetos que se pueden consumir durante las actividades diarias: los paquetes de papel deben comprarse siempre reciclados, tanto los que se utilizarán para la escritura como los destinados a la impresora. De la misma manera, las tazas de café de plástico pueden ser sustituidos en favor de alternativas más sostenibles.
Otra forma de hacer sostenible una oficina es educar a los empleados sobre la reutilización: en lugar de tirar un objeto, sería mejor encontrar un nuevo uso, incluso aunque fuera trivial como, por ejemplo, para una carpeta o un archivador.
2. Evitar imprimir cuando no sea necesario
Puede parecer obvio, pero lograr que una oficina sea sostenible significa a menudo tener buenos hábitos ecológicos. Un ejemplo concreto es evitar la impresión de documentos si no es estrictamente necesario, quizás organizándose para tener un tablón de anuncios virtual en el que se puedan colgar los mensajes más importantes, los que tendrían un plazo de 24 horas, por ejemplo.
En esta área también hay softwares diseñados para hacer una oficina sostenible desde el punto de vista de la impresión, analizando el consumo de tinta y papel para evaluar las mejores formas de ahorrar dinero. No se trata sólo de la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente, sino también de mantener costes bajos a largo plazo.
3. Reconsiderar la oficina clásica
No es necesario tener un entorno caro o revolucionario para hacer una oficina sostenible, sino más bien poder hacer un uso eficiente de los recursos disponibles, entre ellos, el espacio. La organización del teletrabajo, por ejemplo, puede dejar claro si una persona necesita estar físicamente presente en la oficina o no, y si se puede dejar en casa significa reducir significativamente el impacto ambiental de una empresa.
4. Eliminar los vampiros energéticos
Otro paso fundamental para hacer una oficina sostenible es eliminar los vampiros energéticos, todos esos consumos silenciosos y generalmente inútiles que nos cuesta incluso notar. Las impresoras y las fotocopiadoras, por ejemplo, incluso en modo stand by, pueden tener un consumo de energía considerable, por lo que puede valer la pena desenchufarlas (o apagar un interruptor principal) para reducir su impacto ambiental durante la noche.
Esto, por supuesto, también se aplica a los ordenadores y a los monitores dejados en stand by, así como a otros objetos electrónicos. En pocas palabras: si no es necesario encenderlas durante la noche, es mejor apagarlas permanentemente durante las horas en que la oficina está vacía.
5. Ajustar la luz
A menudo se subestima la importancia de la luz en el lugar de trabajo, pero es una cuestión clave cuando se trata del bienestar de los empleados. Además, la iluminación es un parámetro que debe tenerse muy en cuenta para que una oficina sea sostenible, ya que puede ahorrar en el consumo (y en la factura).
Es muy importante saber cuándo es posible apagar las luces, por ejemplo, cuando la iluminación natural sea suficiente, así como imaginar la disposición de las mesas para que el sol ofrezca siempre su mejor iluminación. Otras soluciones son las luces activadas con sensores de movimiento u otras ideas similares.