Los problemas ambientales relacionados con las baterías
Los dispositivos electrónicos como teléfonos, tabletas y ordenadores portátiles no son los únicos que necesitarán baterías. En los próximos años, los vehículos eléctricos también tendrán que ser capaces de almacenar la recarga que necesitan para viajar. Por otro lado, en el frente de la energía renovable, la necesidad de almacenar las cantidades excesivas de electricidad producida aumentará. Una escalada que es muy preocupante a nivel medioambiental.
La extracción de litio implica un enorme desperdicio de agua: en la región del Salar de Atacama de Chile se necesitan un millón de litros para producir sólo 900 kilos de metal. Las baterías más modernas combinan el litio con otro metal, el cobalto, que ha cobrado protagonismo en los últimos años debido a la explotación de los mineros, incluidos los menores, que lo extraen en las minas del Congo y a los problemas de salud asociados a su tratamiento en malas condiciones de seguridad. El otro aspecto que preocupa es la eliminación de estas fuentes de energía. Sólo alrededor del 5 por ciento de todas las baterías de iones de litio de los 1.500 millones de smartphones que se venden cada año son recicladas. El resto termina en los vertederos, arriesgándose a contaminar el suelo por los vertidos de iones de litio.
Por esta razón, muchos investigadores están tratando de desarrollar alternativas más sostenibles e igualmente válidas a este modelo dominante. Echemos un vistazo a los más interesantes.
La batería de cerámica
El proyecto es de Mauro Pasta, un científico de materiales de la Universidad de Oxford. La batería de cerámica, por encontrarse en estado sólido, eliminaría los riesgos de cortocircuito y de incendio de las baterías tradicionales; además, permitiría utilizar litio en estado sólido en lugar del ánodo de grafito, una sustitución que haría que la batería fuera capaz de acumular una mayor cantidad de energía. Un factor que podría tener implicaciones en la industria del automóvil.
Batería de calcio y magnesio
El calcio es el quinto elemento más abundante en la corteza terrestre y no se está agotando como el litio, pero la investigación sobre su potencial se encuentra todavía en desarrollo. El magnesio, por otro lado, está mostrando resultados interesantes, especialmente en términos de densidad de energía, y ya hay planes para comercializar baterías que lo exploten en el futuro. El Instituto de Tecnología de Karlsruhe está trabajando en ambos frentes.
La batería de madera
Una batería de madera fue desarrollada recientemente por Liangbing Hu, director del Centro de Innovación de Materiales de la Universidad de Maryland. El modelo utiliza madera porosa y perforada en lugar de electrodos que desencadenan la reacción de los iones para generar la carga eléctrica. Según Hu, podríamos usarlos para nuestros dispositivos electrónicos y para el almacenamiento de energía a gran escala, pero por ahora la batería está todavía en fase de prueba. El punto débil es la rápida pérdida de capacidad de carga: un prototipo sólo puede retener el 61% de su capacidad inicial después de sólo cien recargas.
Cargando con fruta
Un grupo de investigadores dirigidos por Vincent Gomes, un ingeniero químico de la Universidad de Sydney, está tratando de encontrar un reemplazo para las baterías actuales y, paralelamente, de combatir el desperdicio de alimentos. ¿Cómo? Creando un supercondensador de energía que basa su funcionamiento en una sustancia producida por la combinación del fruto más apestoso del mundo, el durian, y el mayor fruto existente, el jaka. Las partes no comestibles de los dos frutos se convierten en aerogel de carbono, una mezcla gelatinosa de un sólido y un gas que tiene propiedades "excepcionales" de almacenamiento de energía. Los núcleos del durián y el jaka se calientan, se secan por congelación y se cuecen en un horno a más de 1.500 C°. La sustancia obtenida se utiliza para fabricar los electrodos de los supercapacitores. Todo esto se hace mediante la reducción de los residuos, ya que el 70% de los frutos de durián se desechan debido a su olor insoportable.
La batería de diamantes
Tom Scott, un científico de materiales de la Universidad de Bristol, está desarrollando una batería de diamantes. Estos son diamantes hechos por el hombre que contienen carbono radioactivo 14, que pueden ser usados para crear pequeñas "baterías de beta-voltaje" que pueden generar una corriente constante y durar miles de años. El carbono 14 se extrae de los bloques de grafito utilizados en las centrales nucleares. De esta manera, un residuo se puede transformar en una batería de larga duración. ¿El costo? "Te sorprendería lo poco que pueden costar los diamantes hechos por el hombre", comentó Scott.